Saturday, October 14, 2006

EL POLAR.


Hasta que llegó la hora de hablar de esta despreciable y tan inflada tela.
Derivada del fleece (tela usada para ropa de alta montaña, cuando es necesario producir y mantener el calor corporal bajo condiciones ambientales severas), el "polar"vendría siendo la versión masticada y atropellada disponible en grandes cantidades en las tiendas del ramo.
Es el equivalente de hoy al paño de lana, pero blando, motudo y chicloso.
Corresponde, a lo que yo llamo, la familia de las telas torpes.
Cuando las telas son torpes, se domestican gracias a la pericia de quien fabrica la prenda; lo que no se aplica en este caso, ya que lamentablemente, si el polar no se usa para funda de guatero, no le veo ningún brillo, y para mí se parece más a una vieja fofa que a una graciosa materia prima textil.
En nuestro querido país, existe una fascinación inexplicable por la facilitación patológica de la vestimenta, pero por el mal camino, es decir, "usemos buzo porque es más cómodo, aunque parezca saco de papas y el culo parezca una desafortunada carga de ripio aprisionada en jersey", o tal vez "me gusta el polar, es calientito y parece buzo, así que es más cómodo, aunque la conservación térmica sumada a un trasero nos remitan a desagradables imágenes (visuales y olfativas)".
La comodidad es algo fundamental en la vestimenta de un ser humano, pero creo que lo más hermoso, es saber cuáles son las diversas posibilidades que nos otorga la vestimenta, vista como un gran universo de opciones que podemos ir cambiando todos los días si queremos.
Antes, cuando las telas elasticadas eran las menos, la segmentación de las prendasera mucho más precisa, lo que lograba que hasta el último ser tuviese conocimiento de lo que corresponde usar en cada ocasión.
Siento que con las telas elásticas, y sobre todo la masificación de las máquinas overlock, sumado a telas como el polar y prendas como el pantalón de buzo o buzo completo ("tracksuit"), nos hemos ido poco a poco a embolsar los cuerpos, ablandándolos, desfigurándolos sin gracia, porque para meter algo en una bolsa no hay que tener conocimiento de nada, sólo se embolsa y ya.
Amo la ropa, y me encanta el acto de vestirse, pero el amor no es gratuito, ya que debo decir, que me he ido enamorando poco a poco del comportamiento mecánico de las telas, de lo que se puede ir consiguiendo al hacer cortes, curvas y pliegues con los distintos tipos de tela, no de ir al mall y sumergirme reventando la tarjeta de crédito mientras consumo la basura desechable que venden las multitiendas.
Llámenme anticuada, pero creo que evidentemente, existe un deterioro al parecer irreversible de la cultura textil y de la vestimenta en nuestro país, que radica en la falta de conocimiento y el abandono que hemos hecho al placer de hacer las cosas.
Según Anthony Bourdain, desprecia a los gordos porque comen mal en la mayoría de los casos, y se repletan con alimento el estómago sin importar lo que sea (esto no corre para todos los gordos, ya que existen algunos sibaritas que no podemos desconocer ni dejar de alabar), bueno, algo así me pasa con los buzos, el polar, y en general con el abuso de las prendas-bolsa y las telas torpes.

Por la buena vida y la poca vergüenza...
QUE VIVA LA ROPA!

(y que se muera el polar!)

1 comment:

@slz_ said...

Y qué me dice de su buen buzo de polar? zapatillas de heladero con caña alta y una bufada a cuadros que avergonzaría al mismisimo harry poter? que me dice? ah? ah?